En el vibrante mundo del sector inmobiliario, muchos términos pueden pasar desapercibidos o malinterpretarse. Uno de ellos es la cartera inmobiliaria, una expresión que va más allá de simples propiedades agrupadas al azar. Aunque nos adentraremos más tarde en este concepto, una cartera inmobiliaria se refiere a un conjunto seleccionado y gestionado de propiedades inmobiliarias que un individuo o empresa posee, con el objetivo de maximizar rendimientos y minimizar riesgos.
Entender este concepto es fundamental, especialmente para aquellos que buscan hacer crecer su patrimonio en el sector inmobiliario. Para inversores, tener una cartera inmobiliaria bien estructurada puede significar la diferencia entre una inversión rentable y una que no lo sea. Asimismo, para agentes inmobiliarios comprender y saber gestionar una cartera es esencial para brindar el mejor asesoramiento a sus clientes y destacarse en un mercado altamente competitivo.
Una cartera inmobiliaria es un conjunto de propiedades inmobiliarias, ya sean viviendas, oficinas, locales, terrenos o parcelas que un individuo, empresa o entidad posee y gestiona con el propósito principal de obtener una rentabilidad. La idea detrás de una cartera inmobiliaria es diversificar las inversiones en el sector inmobiliario para distribuir y, por lo tanto, minimizar los riesgos asociados a cada tipo de propiedad o ubicación geográfica.
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Es importante diferenciar cartera inmobiliaria de otros términos relacionados. Por ejemplo, no es lo mismo que un portafolio de proyectos. Mientras que la cartera inmobiliaria se centra en propiedades ya adquiridas con fines de inversión, un portafolio de proyectos se refiere a un conjunto de proyectos inmobiliarios que están en desarrollo o en proceso de construcción.
Otro término con el que podría confundirse es el catálogo de propiedades, que es simplemente un listado de inmuebles disponibles para la venta o alquiler, sin el enfoque estratégico y de inversión que caracteriza a una cartera inmobiliaria.
El mundo inmobiliario es amplio y diverso, y del mismo modo, las carteras que se pueden construir dentro de este sector también lo son. Existen diferentes tipos de carteras, cada una con sus particularidades y objetivos. A continuación, abordaremos los dos tipos más comunes: la cartera de activos inmobiliarios y la cartera de inmuebles.
La cartera de activos inmobiliarios es un conjunto de inversiones en el sector inmobiliario que no se limita solo a propiedades físicas. Incluye también inversiones en acciones de empresas inmobiliarias, fondos de inversión inmobiliaria (REITs, por sus siglas en inglés), derechos de propiedad y otros instrumentos financieros relacionados con el mercado inmobiliario. Esta cartera permite a los inversores diversificar aún más sus inversiones y obtener exposición al mercado inmobiliario sin necesariamente poseer propiedades físicas. Se compone teniendo en cuenta diferentes factores, como el rendimiento esperado, la liquidez de los activos y el horizonte temporal de la inversión.
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La cartera de inmuebles se centra exclusivamente en propiedades físicas. Esta cartera se crea con el objetivo principal de generar rentabilidad ya sea a través del alquiler o la apreciación del valor de los inmuebles a lo largo del tiempo. Veamos qué tipos de inmuebles puede contener:
En conclusión, tanto la cartera de activos inmobiliarios como la cartera de inmuebles ofrecen oportunidades de inversión en el sector inmobiliario, pero cada una con su propio enfoque y nivel de diversificación. La elección entre una u otra dependerá del perfil y objetivos del inversor.
Tasar una cartera inmobiliaria es la forma de determinar el valor de mercado de un conjunto de propiedades inmobiliarias. Para ello, es necesario considerar tanto los factores individuales de cada inmueble como los factores macroeconómicos del momento.
A continuación, te presentamos un paso a paso para realizar la tasación de una cartera inmobiliaria:
Antes de comenzar, es fundamental tener un listado claro de todos los inmuebles que forman parte de la cartera. Esto implica recopilar toda la información relevante: ubicación, tipo de propiedad, dimensiones, antigüedad, estado actual, etc.
Para ahorrar gastos y evitar desplazamientos, existen programas y aplicaciones diseñadas para ayudar en la tasación de propiedades en pocos minutos. Una de ellas, creada por el equipo de RealAdvisor, te permite conocer el precio de un inmueble o terreno según su ubicación, características o estado. De esta forma, podrás hacerte una idea muy aproximada del valor de mercado del mismo.
El valor de una propiedad puede ser influenciado por factores económicos generales, como la tasa de interés, el crecimiento económico del país o de una región específica, y las expectativas futuras del mercado inmobiliario.
Considera contratar a un tasador profesional o a una empresa especializada en tasaciones y pretasaciones inmobiliarias. Estos expertos cuentan con el conocimiento y las herramientas necesarias para ofrecer una valoración precisa.
Si la cartera inmobiliaria genera ingresos (por ejemplo, a través de alquileres), es esencial calcular la rentabilidad de cada inmueble y de la cartera en su conjunto. Esto incluye considerar los ingresos actuales, los gastos asociados y la posible evolución de estos valores en el futuro.
Una vez analizadas todas las propiedades individualmente, es el momento de consolidar la información para determinar el valor total de la cartera inmobiliaria. Suma los valores de cada inmueble y considera cualquier otro activo o pasivo relacionado con la cartera (por ejemplo, hipotecas pendientes).
Elabora un informe detallado con la valoración de cada propiedad y de la cartera en su conjunto. Este informe debe incluir todos los métodos y criterios utilizados en la tasación, así como las referencias de comparables y cualquier otra información relevante.
El mercado inmobiliario es uno de los principales destinos para inversores en todo el mundo. Ya sea que los objetivos sean buscar ingresos estables a través de rentas o la apreciación del capital a largo plazo, los bienes raíces han demostrado ser una opción sólida y resistente al paso del tiempo. La cartera inmobiliaria juega un papel crucial en la forma en que los inversores gestionan y maximizan estos retornos.
Pueden incluirse viviendas, locales comerciales, oficinas, terrenos, propiedades industriales, entre otros. La elección dependerá de los objetivos y estrategias del inversor.
No es estrictamente necesario, pero es beneficioso tener o buscar un conocimiento sólido del sector. También se puede considerar trabajar con profesionales del sector o consultores inmobiliarios.
Las tasas de interés pueden influir en el coste de financiamiento para comprar propiedades y en la capacidad de los inquilinos para pagar alquileres. Tasas de interés altas pueden desacelerar el mercado inmobiliario, mientras que tasas bajas pueden incentivarlo.
La ubicación es uno de los factores más críticos en el valor de las propiedades. Una buena ubicación puede aumentar la demanda y, por lo tanto, el valor, mientras que una ubicación menos deseable puede reducirlo.
Se determina mediante la tasación de cada propiedad individualmente y sumando estos valores. También se pueden considerar factores como el flujo de ingresos, la ocupación y las tendencias del mercado.
Depende de los objetivos del inversor. Las propiedades internacionales pueden ofrecer diversificación y exposición a mercados en crecimiento, pero también vienen con riesgos adicionales relacionados con la fluctuación de divisas, diferencias legales y barreras culturales.