En ocasiones, bien porque contamos con un coche pequeño, por ausencia de este o por el motivo que sea, podemos llegar a preguntarnos si es posible utilizar un garaje como trastero. La plaza de garaje la compras como una propiedad y, por eso, hay la creencia que al ser una propiedad personal uno puede hacer lo que quiera con ella, pero la realidad no es exactamente esta.
Una pregunta recurrente entre propietarios es sobre la posibilidad de emplear un garaje como trastero, además es una opción atractiva para maximizar el espacio disponible en nuestras viviendas, especialmente si se habita en una urbe. Por eso, en este artículo abordamos desde la normativa aplicable hasta las recomendaciones prácticas para evitar conflictos con vecinos o sanciones si usas tu garaje como trastero.
Para no llevarte sorpresas ni disgustos con el resto de vecinos, es clave que tengas noción de los supuestos que pueden darse en una comunidad de propietarios a la hora de usar tu garaje para algo más allá de aparcar un vehículo.
Existen ciertas restricciones sobre lo que no se puede hacer en una plaza de garaje, como:
La convivencia en una comunidad de propietarios implica el seguimiento de una serie de normas y restricciones establecidas en los estatutos comunitarios, diseñadas para asegurar el bienestar y la armonía entre vecinos.
Estas reglas son particularmente relevantes cuando se trata de usar las plazas de garaje, no solo para estacionar vehículos, sino también para otros fines como el almacenamiento de objetos personales. Aquí exploramos en detalle cómo los estatutos comunitarios pueden influir en la utilización de las plazas de garaje.
Los estatutos comunitarios son un conjunto de normas internas que regulan los aspectos más detallados de la convivencia y la administración de los elementos comunes en una comunidad de propietarios.
Se trata de unos documentos, legalmente vinculantes, pueden establecer restricciones específicas sobre el uso de las plazas de garaje que van más allá de lo estipulado por la legislación general, como la Ley de Propiedad Horizontal.
Las restricciones en un garaje comunitario en un conjunto residencial pueden incluir prohibiciones sobre el almacenamiento de ciertos objetos, la instalación de estructuras fijas como armarios o estanterías, y el uso del espacio para fines distintos al estacionamiento de vehículos. Estas limitaciones buscan prevenir riesgos de seguridad, como incendios, y asegurar que todos los residentes dispongan de acceso y espacio suficiente para el estacionamiento.
Para realizar cambios o adaptar una plaza de garaje comunitario para almacenamiento, es usualmente necesario presentar una propuesta en la junta de propietarios y obtener la aprobación correspondiente. Esta aprobación asegura que cualquier modificación se realiza en conformidad con los estatutos de la comunidad y las leyes aplicables, manteniendo el orden y la seguridad en las áreas comunes.
La Ley de Propiedad Horizontal (LPH) es el marco legal que, aunque no menciona explícitamente el uso de garajes como trasteros, establece principios generales sobre el uso de elementos comunes y privativos en una comunidad. Según el artículo 7.2 de la LPH, se permite cualquier uso del espacio privativo siempre que no contravenga normativas o cause daño a la comunidad.
Las restricciones sobre el empleo de las plazas de garaje pueden variar significativamente de una comunidad a otra, dependiendo de sus necesidades específicas, infraestructura y acuerdos previos. Algunas de las limitaciones más comunes incluyen:
En caso de que un propietario desee utilizar su plaza de garaje de manera diferente a lo establecido en los estatutos, generalmente es necesario someter la propuesta a consideración en la junta de propietarios.
La aprobación de cambios suele requerir una mayoría cualificada o, en algunos casos, la unanimidad de los votos, especialmente si se trata de modificaciones estructurales significativas.
Antes de realizar cualquier cambio en el uso de una plaza de garaje, es esencial una comunicación abierta con la comunidad de propietarios.
Presentar una propuesta detallada que explique cómo el cambio propuesto no perjudicará a los vecinos ni violará las normas de convivencia puede facilitar el proceso de aprobación.
La negociación y el consenso son fundamentales para encontrar soluciones que satisfagan tanto al propietario interesado como a la comunidad en general.
No es recomendable, ya que, aunque la ley no lo prohíba explícitamente, podrías infringir normas comunitarias o de seguridad.
Necesitarás la unanimidad de la comunidad de propietarios según lo establece el artículo 17.6 de la LPH.
Sí, no se deben guardar objetos que puedan ser considerados peligrosos o inflamables.
Dependerá de los estatutos de tu comunidad y de las normativas locales.
En este caso, se recomienda consultar con la administración de la finca o llevar el tema a la junta de propietarios para obtener claridad.
Manteniendo el orden, asegurándote de no invadir otros espacios y cumpliendo con las normas de convivencia de tu comunidad.
Es importante dialogar y buscar una solución consensuada, potencialmente revisando el caso en una junta de propietarios.
Si infringes normativas comunitarias o legales, podrías enfrentarte a sanciones o requerimientos para cesar el uso no permitido.