Conocer la superficie real de un inmueble es importante para cualquier operación inmobiliaria, ya sea la compra, venta o alquiler de una propiedad. Las diferencias entre la superficie reflejada en documentos oficiales y la superficie medida pueden generar controversias y complicaciones legales.
En este artículo, exploraremos en profundidad qué es la superficie real, las diferencias entre diferentes tipos de superficies y otros aspectos clave para ayudarte a entender mejor este concepto esencial en el ámbito inmobiliario.
La superficie real de un inmueble es la medida exacta del área que ocupa una propiedad, determinada mediante procedimientos técnicos y mediciones precisas. Esta superficie puede diferir de la superficie registrada en documentos oficiales, como escrituras, registros de propiedad o catastro, debido a varios factores, como errores en mediciones anteriores o cambios en la delimitación de la propiedad.
Es importante distinguir la superficie real de otros conceptos de superficie utilizados en el ámbito inmobiliario, como la superficie construida, útil o computable, que se explicarán más adelante.
Por ejemplo, si compras una vivienda que en su escritura indica una superficie de 100 m², pero una medición técnica realizada por un topógrafo revela que la superficie real es de 95 m², esta diferencia puede tener implicaciones legales y financieras, especialmente si la compra se realizó "a tanto alzado" o "a cuerpo cierto".
La superficie real se obtiene a través de mediciones técnicas realizadas por profesionales cualificados, como topógrafos o arquitectos. Estos profesionales utilizan herramientas y técnicas precisas para garantizar que la medida sea exacta y fiable. A continuación, se detalla el proceso para obtener la superficie real de una vivienda:
Por ejemplo, si un topógrafo mide un apartamento y descubre que la superficie real es de 118 m² en lugar de los 120 m² registrados, esto puede deberse a errores de medición en el pasado, modificaciones estructurales no registradas o interpretaciones incorrectas de los límites de la propiedad. Este informe técnico proporcionará la base necesaria para actualizar los documentos oficiales y asegurar que todos los datos reflejados sean precisos y actualizados.
La superficie real de una vivienda es un factor crucial en la tasación inmobiliaria, ya que determina el valor del inmueble de manera precisa. Una medición exacta puede evitar discrepancias significativas en el valor de la propiedad, que pueden surgir debido a diferencias entre la superficie registrada y la superficie real. Un error de medición, aunque sea pequeño, puede llevar a una tasación incorrecta, afectando tanto al vendedor como al comprador en términos de precio y negociación.
Conocer la superficie real es esencial para una tasación precisa y justa. Utilizar herramientas de tasación en línea, como la ofrecida por Realadvisor, permite a los propietarios obtener una valoración precisa de su vivienda, considerando la superficie real junto con otros factores clave. Esta herramienta ayuda a evitar sorpresas durante el proceso de venta o compra, proporcionando un informe detallado y confiable que refleja el verdadero valor del inmueble en el mercado actual.
En el mundo inmobiliario, es fundamental entender las diferencias entre los distintos tipos de superficies que se utilizan para describir una propiedad. Estos tipos incluyen la superficie construida, la superficie útil, la superficie computable y la superficie real.
Cada una de ellas tiene su propia definición y aplicaciones específicas, y conocer estas diferencias puede evitar malentendidos y disputas durante las transacciones inmobiliarias.
La superficie construida incluye toda el área total de la propiedad, incluyendo los muros perimetrales, tabiques interiores, terrazas cubiertas y cualquier otra estructura fija. Este tipo de superficie es la más utilizada por los promotores y constructores para describir el tamaño de una vivienda en los planos y documentos de venta.
Por ejemplo, en un edificio de apartamentos, la superficie construida de un piso puede incluir áreas como balcones y terrazas, que no se consideran parte del espacio habitable interior pero que forman parte de la estructura del edificio.
La superficie útil es el área que realmente puede ser utilizada y habitada dentro de la propiedad. Excluye muros, tabiques, columnas y cualquier otra estructura fija. Es la medida más representativa del espacio disponible para vivir o trabajar dentro de una propiedad.
Por ejemplo, en un apartamento con una superficie construida de 120 m², la superficie útil puede ser de 100 m², excluyendo áreas ocupadas por muros y estructuras.
La superficie computable se utiliza principalmente para fines fiscales y administrativos, y puede incluir áreas comunes y proporcionales de otras zonas del edificio, como escaleras, ascensores y zonas comunes.
Por ejemplo, en una comunidad de propietarios, la superficie computable de cada vivienda puede incluir una parte proporcional de las áreas comunes, como el vestíbulo de entrada y los pasillos.
Como se mencionó anteriormente, la superficie real es la medida exacta del área que ocupa una propiedad, determinada mediante procedimientos técnicos.
Es la superficie más precisa y puede diferir de las otras medidas debido a variaciones en las técnicas de medición y la interpretación de los límites de la propiedad.
Vamos a ilustrar estas diferencias con un ejemplo práctico. Imagina que estás comprando un apartamento que en la escritura indica una superficie construida de 120 m². Sin embargo, al realizar una medición técnica, descubres lo siguiente:
Estas diferencias pueden tener implicaciones importantes, tanto legales como financieras, por lo que es crucial entender y verificar cada tipo de superficie antes de realizar una transacción inmobiliaria.
La superficie real es la medida exacta del área que ocupa una propiedad, determinada mediante procedimientos técnicos y mediciones precisas realizadas por profesionales cualificados.
La superficie construida incluye toda el área total de la propiedad, incluyendo muros y estructuras fijas, mientras que la superficie útil excluye estos elementos y representa el área habitable y utilizable de la propiedad.
Una diferencia entre la superficie real y la superficie registrada puede generar disputas legales y financieras, especialmente si la compra se realizó "a tanto alzado" o "a cuerpo cierto". Es importante verificar y corregir estas discrepancias antes de completar una transacción inmobiliaria.
La superficie real se mide mediante procedimientos técnicos realizados por topógrafos o arquitectos, utilizando herramientas precisas para asegurar la exactitud de la medida.
La superficie computable se utiliza para fines fiscales y administrativos e incluye áreas comunes y proporcionales de otras zonas del edificio, como escaleras y pasillos.
La superficie construida es la medida total de la propiedad, incluyendo muros, tabiques y cualquier otra estructura fija, así como terrazas y balcones cubiertos.
Si hay discrepancias entre la superficie real y la superficie registrada, es importante corregir los documentos oficiales y, si es necesario, realizar una nueva medición técnica. Consultar con un abogado especializado en derecho inmobiliario puede ser útil para resolver estas diferencias.
Conocer la superficie real de una propiedad es crucial para asegurar la exactitud de las transacciones inmobiliarias, evitar disputas legales y planificar adecuadamente el uso del espacio disponible.