En el amplio mundo de los bienes raíces, uno de los conceptos clave que determina el precio de un inmueble es la superficie útil. En este artículo, exploraremos que es superficie útil, en que se diferencia de la superficie construida y cuáles son los aspectos a tener en cuenta a la hora de medirla.
En el ámbito inmobiliario, la superficie útil se refiere al área de un inmueble que puede ser utilizada de manera efectiva por sus ocupantes. Es el espacio habitable o utilizable dentro de una propiedad, excluyendo áreas comunes, muros, columnas u otros elementos no utilizables directamente.
Esta es un factor importante a considerar al comprar, vender o alquilar una propiedad, ya que determina la cantidad de espacio real disponible para su uso y el precio de la propiedad. En España, la superficie útil de un inmueble se mide en metros cuadrados e incluye áreas como las habitaciones, salas de estar, cocinas y baños.
En España, el cálculo de la superficie útil en el ámbito inmobiliario se rige por el Plan General de Ordenación Urbana de cada comunidad autónoma, donde también se establece el procedimiento de certificación de eficiencia energética. Para calcular la superficie útil de una vivienda se llevan a cabo los siguientes pasos:
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La diferencia entre la superficie útil y la superficie construida radica en los elementos que se consideran en cada una de ellas.
La superficie construida se refiere al área total que ocupa una construcción, incluyendo todos los espacios, tanto habitables como no habitables. Esto incluye las paredes, los muros, las columnas, los espacios de almacenamiento, los pasillos, los patios, los balcones y cualquier otro elemento construido.
La superficie útil se refiere al espacio que puede ser utilizado de manera efectiva y habitable. Es el área que se destina a las actividades diarias y el confort de los ocupantes. Se centra en las habitaciones, salas de estar, cocinas, baños y otras áreas funcionales donde las personas realizan sus actividades cotidianas.
La superficie total computable ser refiere a la suma de todas las superficies de los diferentes niveles y espacios de una edificación. Incluye tanto los espacios interiores habitables como los espacios no habitables. También puede incluir elementos como balcones, sótanos, garajes y áreas comunes, dependiendo de las especificaciones y normativas locales.
Ambos conceptos son lo mismo porque se refieren al espacio interior habitable y utilizable de un inmueble.
La superficie útil puede tener un impacto significativo en el valor de una propiedad. Cuanto mayor sea la superficie útil, mayor será el valor de la propiedad, ya que implica más espacio habitable y funcional para el usuario.
El coeficiente corrector es un factor utilizado en el cálculo de la superficie útil de una vivienda o edificación. Este coeficiente se aplica para ajustar la superficie construida de un espacio y obtener la superficie útil real, tomando en consideración elementos específicos de la construcción, como techos inclinados, espacios con altura reducida, zonas de paso o áreas destinadas a instalaciones técnicas.