Los avalistas están totalmente aceptados por ley. La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), encargada de regular los contratos de alquiler, autoriza incluir todas aquellas garantías pertinentes para hacer frente a los impagos, entre ellas, constan los avalistas.
En este artículo te contamos un poco más acerca de qué es ser avalista de un alquiler, sus requisitos, y lo esencial que debes conocer sobre esta figura tan significativa hoy en día.
El avalista en un contrato de alquiler es simplemente la persona que se exige, ante el propietario, a atenerse a las obligaciones del inquilino si este no cumple con las suyas. Jurídicamente hablando, se le conoce como «fiador», porque fía al inquilino ante incumplimientos posibles.
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Entender los diferentes tipos de aval que pueden solicitarse en un contrato de alquiler es esencial para elegir la mejor opción según las necesidades de inquilinos y arrendadores. Cada tipo de aval ofrece una forma distinta de garantizar el cumplimiento de las obligaciones, y conocer las particularidades de cada uno te ayudará a tomar una decisión informada.
Aquí te explicamos las principales opciones disponibles, desde el aval bancario hasta el aval solidario, con sus respectivas características y requisitos para ser avalista de alquiler.
El aval bancario es una garantía que proporciona una entidad financiera para respaldar las obligaciones del inquilino. En este caso, el banco actúa como avalista, comprometiéndose a pagar cualquier deuda en caso de incumplimiento por parte del arrendatario. Este tipo de aval suele requerir:
Aunque puede ser una opción sólida para propietarios, también tiene costes adicionales para el inquilino, como comisiones y tasas de mantenimiento. Este tipo de aval se utiliza principalmente en alquileres de alto valor o cuando el propietario busca la máxima seguridad.
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El aval personal es una de las formas más comunes en contratos de alquiler. En este caso, el avalista es una persona física, como un familiar o amigo del inquilino, que se compromete a asumir las responsabilidades en caso de que el arrendatario no cumpla.
Para ser avalista en esta modalidad, los requisitos para ser avalista de alquiler suelen incluir:
Este tipo de aval es ideal para inquilinos que no cuentan con suficiente historial crediticio o que buscan evitar las comisiones asociadas a un aval bancario.
El aval solidario es una figura en la que el avalista se compromete a responder de manera conjunta con el inquilino. En esta modalidad, tanto el arrendatario como el avalista tienen la misma responsabilidad frente al propietario. Esto implica que el propietario puede reclamar directamente al avalista sin necesidad de agotar otras vías.
Los requisitos para ser avalista de alquiler solidario incluyen:
Este tipo de aval es altamente demandado por arrendadores, ya que ofrece mayor seguridad en caso de impagos, pero supone un compromiso significativo para el avalista.
El aval en renta es una alternativa que se utiliza principalmente en contratos con altos riesgos percibidos por el propietario. Este tipo de aval consiste en un compromiso formal por parte del avalista para garantizar exclusivamente el pago de la renta mensual del alquiler. No incluye otras responsabilidades, como los desperfectos de la vivienda o el pago de suministros.
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Para este tipo de aval, los requisitos para ser avalista de alquiler suelen ser más específicos:
Esta modalidad es ideal para arrendadores que buscan asegurar el pago puntual de la renta sin extender la responsabilidad a otros aspectos del contrato.
Enumeremos ahora qué se necesita para ser avalista de alquiler:
Asimismo, según la situación laboral, habrá que sumarle otros documentos:
Una de las opciones que hay para conseguir un avalista es a través del aval bancario, una garantía monetaria que actúa ante una obligación que no se ha cumplido. En otras palabras, se asemeja a un seguro de impago de alquiler. En este caso, el banco es el avalista que se ocupará de lidiar con la deuda contraída por el inquilino.
Pero, las condiciones de un aval bancario de alquiler difieren según la entidad. El banco contempla diferentes situaciones, como el registro financiero del solicitante, la situación laboral, el contrato de arrendamiento, entre otras.
Un contrato de alquiler con avalista es una forma de acuerdo que se firma con el fin de brindar una mayor garantía al arrendador de una propiedad. Para conocer más en detalle este punto, lo mejor es exponer un modelo de contrato de arrendamiento de vivienda con avalista:
Modelo contrato alquiler con avalista
En el apartado décimo octavo (fiador) podrás recoger una idea de qué información se añade en este tipo de contratos.
Referencias
1. Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado. "Ley 29/1994, de 24 de noviembre, de Arrendamientos Urbanos, https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1994-26003&p=20190305&tn=1."
2. Ayuntamiento de Madrid. "Bienes Inmuebles (IBI), https://n9.cl/59k74."
3. Generalitat Valenciana. "Depósito de garantía mediante aval, https://www.gva.es/es/inicio/procedimientos?id_proc=20862&version=amp."
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Para renunciar a ser avalista de un contrato de alquiler se necesita un acuerdo entre las partes, ya que, dependerá de lo que se haya pactado previamente. Asimismo, si el plazo de duración del contrato entre arrendador e inquilino llega a su fin, como también sus posibles prórrogas, se podrá abstenerse de ello. Por tanto, normalmente, se podrá dejar de ser avalista cuando termina el contrato o si el arrendatario falleciera.
Así pues, es fundamental informarse bien y ser conscientes de la obligación que supone ser avalista en un contrato de alquiler, porque es un deber que puede prolongarse durante años.
El avalista tiene que hacer frente a las siguientes funciones:
Un avalador, o avalista, es una persona que garantiza las obligaciones de un inquilino en un contrato de alquiler, respondiendo en caso de incumplimiento.
Se solicita un aval cuando el propietario quiere mayor seguridad financiera, especialmente si el inquilino no demuestra suficientes ingresos o historial crediticio.
El avalista se incluye en una cláusula específica del contrato, donde se detallan sus datos, obligaciones y el alcance de su responsabilidad.
El coste depende del banco, pero suele estar entre el 1% y el 5% del importe avalado, más comisiones, rondando entre 600€ y 3.000€ anuales.
No puedes ser avalista si no tienes solvencia económica, bienes suficientes o si ya estás comprometido con otras deudas que limitan tu capacidad de asumir esta responsabilidad.