Cuarta Avenida

Cuando me interesé por un piso que vende esta agencia fui atendida e informada con honestidad y profesionalidad.

Firme un contrato de reserva de un piso en Oviedo y al día siguiente me indican q el vendedor se ha arrepentido y no vende , me devuelven el dinero y pierdo el piso. NO ES SERIO , no se si la inmobiliaria ha hecho alguna trampa y me ha engañado o realmente el vendedor se ha arrepentido y no ha vendido. Lo que tengo claro es q el contrato de reserva debería penalizar la vuelta atrás en la venta y no ser solo vinculante para el comprador (independientemente de q se redacte indicando que la agencia tiene los poderes suficientes para firmar ese tipo de contrato) una agencia de este tipo tiene q tener redactados los contratos de forma seria y vinculante para comprador y vendedor ....cualquier otra cosa es una chapuza y te deja con la sensación de haber sido engañado de una u otra forma.... mala experiencia y mal resultado...sensación de que alguien se ha reído de ti en tu cara ....en fin , entodo caso poca seriedad

ACTUALIZO PARA DARLES UNA RESPUESTA: No hay cosa que más rabia me de, que me dejen por mentirosa. Se realizaron 2 visitas acompañadas por el agente, la primera el día 22 de octubre a las 18.45 y la segunda el 7 de noviembre a las 17.00 (en esta fuimos acompañados por familiares). Una vez hecha la reserva y las arras, se nos invitó a contactar con los propietarios, facilitándonos ustedes su número de contacto para organizar la tercera visita ya que queríamos comprobar unas cosas. En cuánto al precio, revisen las cuentas porque fueron 17.000€ lo que se negoció, no 22.000€. Cuando uno realiza una mala gestión, lo mínimo es pedir disculpas en vez de justificarse con datos que no son reales. RESEÑA: Nuestra experiencia con esta inmobiliaria ha sido decepcionante en todos los aspectos. Desde el primer momento, la gestión dejó mucho que desear. Las dos primeras visitas las realizamos con el agente Arturo, pero cuando quisimos volver a comprobar unas cosas tras haber firmado el contrato de arras, la inmobiliaria nos invitó a contactar con los propietarios. Como se encuentran en otra provincia, tuvimos que gestionar por nuestra cuenta la visita con los vendedores. Un servicio lamentable para una operación de esta magnitud. A esto se suma un problema aún más grave: nos hemos sentido completamente engañados sobre el estado real de la vivienda. Nos aseguraron en varias ocasiones que no había humedades —algo que preguntamos insistentemente, ya que la planta baja está construida directamente sobre planchada y no tiene sótano, lo que podría facilitar problemas de humedad si no está bien aislada— y que cualquier problema anterior había sido totalmente reparado. Sin embargo, una vez con las llaves en mano y sin muebles que ocultaran desperfectos, nos hemos encontrado con vicios ocultos: humedades en paredes con rodapiés completamente podridos, el tejado en pésimas condiciones con losas sueltas y silicona para tapar una entrada de agua por una ventana que ya hemos tenido que reemplazar, además de un cuadro eléctrico con los cables empalmados en el que bajes un automático u otro, se apagan las mismas luces. Lo más alarmante es que el suelo de la planta baja no está nivelado, se hunde en el centro y, al realizar el cambio completo de la instalación eléctrica, hemos descubierto que debajo del suelo hay agua, ya que los cables salen completamente empapados. Esto no es simplemente el desgaste normal de una casa de segunda mano, sino problemas serios que se han intentado tapar de forma chapucera. Cuando trasladamos nuestra queja, la única respuesta de la inmobiliaria fue insistir en que la vivienda era de segunda mano y que en su día se rebajó el precio. Pero no es lo mismo comprar una casa de segunda mano por debajo del valor de mercado para reformarla, que pagar un precio superior esperando una vivienda en buen estado y encontrarse con una ruina oculta tras reparaciones superficiales y mal realizadas. Es como comprar un coche usado: no es lo mismo pagar 1.000€ por un coche sabiendo que hay que hacerle arreglos, que pagar 15.000€ esperando fiabilidad y descubrir luego que tiene fallos graves. Por si fuera poco, también hubo un incumplimiento del contrato de arras que la inmobiliaria no gestionó correctamente. Se acordó que ciertos muebles permanecerían en la vivienda y, llegado el momento, no estaban. La única respuesta de Arturo fue: "si ya se los han llevado, no vamos a hacer que los devuelvan", sin ofrecer ninguna compensación. Si se acordó algo, había que garantizar su cumplimiento. Este problema no debería haber ocurrido si el agente hubiera hecho su trabajo y revisado la propiedad antes de la venta para asegurarse de que todo estaba en orden. En definitiva, una experiencia nefasta. Mala gestión, falta de profesionalidad y nula responsabilidad ante los problemas surgidos. No recomendaría esta inmobiliaria a nadie que quiera comprar con tranquilidad y garantías.

Un excelente profesional que facilita todo el proceso de venta de un inmueble. Un trato excepcional y un cuidado exquisito de los intereses del cliente respetando siempre la parte personal y emocional que, casi siempre, van unidos a la venta de una propiedad. Piden exclusividad por algo. Totalmente recomendable!!